La democracia ha sido definida con frecuencia como un gobierno de opinión, y esta definición se adapta perfectamente a la aparición de la video-política (incidencia de la TV y la imágen en la política). El pueblo soberano opina sobre todo en función de cómo la televisión le induce a opinar. Y en el hecho de conducir la opinión, el poder de la imágen (de la TV) se coloca en el centro de todos los procesos de la política contemporánea... La TV está fabricando una opinión pública teledirigida, que aparentemente refuerza; pero que en realidad vacía a la democracia de opinión. Porque la TV, y los medios en general, lejos de exhibirse como portavoces de la opinión pública, reflejan las opiniones de los temas de los que ellos quieren hablar. O sea, la opinión pública sería el eco de la voz de los medios, y no éstos el portavoz de la opinión pública.*
*Algunos conceptos del libro "Homo Videns. La sociedad teledirigida" de Giovanni Sartori. Altamente recomendado.
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